LOS NIVELES DE LA ELABORACIÓN INTELECTUAL NECESARIA

El estudio de la historia de las civilizaciones enseña que los fundamentos intelectuales de una nueva civilización deben ser elaborados y expuestos en  tres niveles:

1.     Por un lado, es preciso alcanzar en la formulación de sus principios, valores y fundamentos conceptuales, un ‘vértice inaccesible’, un punto de vista superior, desde el cual sea posible asimilar y superar los más altos niveles de complejidad y universalidad propios del pensamiento y las ciencias que han sustentado a la civilización que se comienza a dejar atrás.

Dicho de otro modo, la creación de una nueva civilización necesita una superior filosofía y concepción del ser humano; una más profunda teoría del conocimiento y de sus fuentes; un paradigma científico más comprensivo y complejo; unas ciencias de la materia, de la vida y de la conciencia más rigurosas; una superior comprensión de la economía, de la historia y de la política, del derecho y de la educación; en síntesis, se necesitan conocimientos que superen en amplitud y profundidad, en complejidad y comprensividad, a las filosofías y ciencias naturales y sociales que guiaron y sustentaron a la civilización moderna.

2.    Por otro lado, es necesario elaborar y difundir esos principios, valores y fundamentos conceptuales superiores, los principales de ellos, en formas muy simples y sintéticas, para que estén al alcance de la comprensión de las personas que en la civilización moderna han sido dejadas en niveles culturales y cognitivos inferiores.

La elaboración sintética y sencilla de los principios, los valores y las ideas de la nueva civilización es tarea intelectual delicada y difícil, pues deben ser formulados de manera que no se pierda en ellos lo esencial de la elaboración superior, y se mantenga la coherencia con sus racionalidades plenamente desplegadas. Es porque han comprendido la necesidad de dicha coherencia que a menudo son los mismos grandes intelectuales quienes formulan en formas sencillas los contenidos esenciales de sus elaboraciones complejas.



La elaboración compleja, comprensiva y universal, desarrollada por grandes intelectuales, hace posible que esas ideas y conocimientos trasciendan el tiempo, que se proyecten en los periodos largos de la historia de la civilización, y que sus contenidos se desplieguen en todos los ámbitos y especializaciones del saber. En esas elaboraciones superiores podrán nutrirse y encontrar siempre nuevos elementos, varias generaciones de intelectuales, científicos, pensadores y personas de alta cultura, que son las que irán marcando en cada fase las direcciones de los procesos históricos en el largo plazo. Pocas pero grandes obras de alto contenido teórico pueden ser suficientes para que se cumpla este objetivo.


La exposición simple y sintética de lo esencial permite que las ideas centrales lleguen y sean comprendidas y acogidas por las personas sencillas, y que el contenido del proyecto civilizatorio, sus principios, valores y conceptos, convertidos en ‘ideas fuerza’, en sentencias de sabiduría, en versos y dibujos, en cartillas y manuales, en videos y presentaciones multimedia, se difundan fácil y ampliamente entre las multitudes. El objetivo a lograr es que los fundamentos intelectuales de la nueva civilización lleguen a convertirse en ‘sentido común’, en sabiduría popular asimilada, lo cual es resultado de procesos persistentes y multifacéticos de comunicación, difusión y formación.


Y como tercer componente, es indispensable que entre los intelectuales, pensadores y científicos de alta cultura que elaboran el pensamiento en sus máximos niveles de complejidad y universalidad, y las multitudes que son movidas por las ‘ideas fuerza’, se establezca un nexo que los mantenga enlazados, para que no se pierda la dirección general del proceso, y para que el conocimiento avanzado se difunda progresivamente hacia toda la sociedad.

Ese nexo lo establecen los organizadores, los educadores y los dirigentes intermedios. Son los profesores, periodistas, comentaristas, opinólogos y otras personas que, formados en el conocimiento de las complejas elaboraciones de los grandes intelectuales, han de estar también en contacto con las multitudes a quienes les trasmiten las ‘ideas fuerza’ y les traducen a lenguajes más sencillos los contenidos de las elaboraciones cultas. Y en sentido inverso, ellos recogen las aspiraciones, los problemas y los sentires de las multitudes, y las transmiten a los grandes intelectuales para que éstos los procesen con rigor intelectual y los universalicen.


Luis Razeto

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